La resonancia magnética consiste en un análisis en el que se utiliza un campo magnético y ondas de radio para obtener imágenes detalladas de los órganos y las estructuras del cuerpo. El equipo de resonancia magnética está conformado por un gran imán en forma de anillo, dentro del cual se coloca la camilla en la que posteriormente se ubicará el paciente.
Durante el examen, las ondas de radio manipulan la posición magnética de los átomos del organismo, lo cual es detectado por una antena y enviado al ordenador de la sala colindante. Dicha computadora realiza la modificación de la información requerida para obtener imágenes desde esta información. Estas imágenes pueden convertirse incluso en imágenes tridimensionales.
Durante este proceso, se requiere que las perturbaciones en dicha sala sean las menores posibles, puesto que esto afectaría a la calidad de las imágenes obtenidas. Teniendo en cuenta que en los hospitales hay muchos elementos que crean perturbaciones en modo de vibraciones de distintas frecuencias, unidades de aire acondicionado, máquina de rayos X, maquinas tomográficas,… es necesario el correcto aislamiento tanto de la sala de resonancia magnética como de la máquina en sí, por lo que será necesario utilizar los soportes anti vibratorios. Estos soportes anti vibratorios serán los encargados de atenuar estas excitaciones transmitidas a través de la estructura del edificio antes de que se transmitan a la base de la máquina de resonancia magnética.
Las salas de resonancia magnética se basan en el principio de la jaula de Faraday. Las jaulas de Faraday son una parte fundamental e imprescindible de un equipo de Resonancia Magnética. El Imán está situado en un recinto especialmente construidos con materiales eléctricamente conductivos para evitar que las ondas de radio y fuertes campos magnéticos generados por esta interfieran con otros equipos del hospital, tanto el equipo de tratamiento de imágenes de la resonancia como los demás equipos presentes.
Su misión es eliminar la interferencia de radiofrecuencias del exterior para que no afecten la recepción y generación de imágenes, así como evitar la emisión de fuertes campos magnéticos generados por esta al exterior del recinto. El recinto de Radio Frecuencia se basa en una caja metálica que rodea el Imán e impide que entren o salgan ondas electromagnéticas, manteniendo un campo eléctrico nulo.
AISLAMIENTO DE LAS MÁQUINAS DE RESONANCIA MAGNÉTICA
Como se ha visto, es imprescindible mantener un total cerramiento de la sala para mantener el principio de la Jaula de Faraday. Por ello, es necesario seguir unas pautas a la hora de instalar el sistema de aislamiento.
El primero es que los anclajes, tanto de la sala como de los elementos de su interior, no deben estar en contacto con ningún elemento metálico externo a la sala, es decir, no pueden estar en contacto con ningún refuerzo de la losa de hormigón inferior u otro hacer estructural del edificio.
Los anclajes deben estar conectados eléctricamente con la jaula de Faraday, por lo que deben estar compuestos por materiales conductores eléctricos pero no deben ser conductores magnéticos ni provocar corrosión galvánica con la Jaula de Faraday.
Hay diferentes soluciones para el aislamiento de las máquinas de resonancia magnética, pudiéndose combinar las diferentes opciones a la vez.
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1. Debajo de una losa de hormigón
Esto, sumado al aislamiento de la pared y el techo, es lo que se conoce como el “Box in Box”, donde la sala se aísla mediante soportes anti vibratorios de la estructura del edificio en toda su superficie para conseguir aislar el suelo, las paredes y el techo de la sala de la posible transmisión de ruidos (insonorización de la sala) y vibraciones que pudiesen transmitirse a través de la estructura del edificio, como puede verse en la siguiente imagen:
Para ello, utilizando los detalles de la imagen previamente expuesta, se utilizan diferentes soluciones, con diferentes tipos de soportes anti vibratorios, en cada una de las zonas a aislar. El techo se aísla mediante un “falso techo”, uniendo así un bloque, compuesto con materiales con los que se consigue alto nivel de aislamiento acústico como térmico, al forjado superior mediante un soporte anti vibratorio elástico que permita aislar las vibraciones transmitidas por la estructura del edificio, logrando la insonorización de la sala:
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Aislamiento del Techo:
C-1: Forjado Existente.
C-2: Soporte anti vibratorio de Muelle
C-3: Panel de lana mineral de 45 mm de espesor
C-4: Panel de lana mineral de 65 mm de espesor
C-5: Perfil primario Still Prim 50 con perfil secundario
C-6: Doble placa de yeso laminado de 13 mm de espesor con membrana acústica de 2kg/m2
W-7: Junta elástica
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A. Detalle del techo
Las paredes interiores se unen también a las paredes estructurales del edificio mediante soportes anti vibratorios de pared, diseñados para conseguir un aislamiento acústico elevado de las posibles excitaciones transmitidas por vía estructural en el edificio.
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Aislamiento de la pared:
W-1: Cerramiento existente
W-2: Espacio de separación mínimo
W-3: Estructura de acero galvanizado de 70 mm de espesor con montante y lana mineral de 65 mm
W-4: Doble placa de yeso laminado de 13 mm de espesor con membrana acústica de 2kg/m2
W-5: Soporte anti vibratorio de pared
W-6: RF Shielding
W-7: Junta elástica
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B. Detalle de la pared
Por último, el aislamiento del suelo de la sala se realiza colocando soportes anti vibratorios debajo de una losa de hormigón, ya sea un elemento continuo como el de la imagen o colocando soportes anti vibratorios elastoméricos (con acero no magnético) repartidos por la base de la losa. Esta losa de hormigón sirve para conseguir un reparto más homogéneo de las cargas en toda la superficie.
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Floor acoustic insulation:
W-1: Acabado de suelo
W-2: Panel de madera de 43 mm de espesor
W-3: Lámina de acero de 0,2 mm de espesor
W-4: Losa de hormigón de 120 mm de espesor
W-5: Plancha de Sylomer (soporte anti vibratorio) de 25 mm de espesor
W-6: Forjado existente
W-7: Junta elástica
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C. Detalle del suelo
Para ello, se pueden combinar materiales de distintas densidades según la carga que se verán obligados a soportar en las distintas zonas de la sala. En la siguiente imagen se muestra un ejemplo de aislamiento para una de estas salas.
En ella, se pueden diferencias varias zonas de diferente color (que indicarían la densidad del material aislante), en la que la zona de color turquesa indicaría la ubicación de la máquina de resonancia magnética, por lo que, la carga será más elevada en esta zona requiriendo de un material con una densidad mayor. Las zonas de los bordes de la sala, en los cuales se apoya la estructura metálica para conseguir la jaula de Faraday o se colocan las ventanas de la sala, también requieren de un aislante de mayor densidad, representado con los colores naranja y rojo, que en el resto de la sala, en la que se utiliza el aislante con menor densidad, representado mediante el color amarillo.
Para todo esto, AMC-MECANOCAUCHO dispone de variedad de soportes anti vibratorios para cada una de las zonas a aislar.
Aislamiento del suelo:
Dependiendo de la frecuencia de excitación que es necesario aislar y del nivel de aislamiento requerido, AMC-MECANOCAUCHO dispone de diferentes tipos de soportes anti vibratorios.
Para conseguir unas frecuencias naturales más bajas y, por tanto, un mayor nivel de aislamiento, la solución idónea sería la utilización de los soportes anti vibratorios de resorte Vibrabsorber + Sylomer®, que permiten obtener frecuencias propias inferiores a 5Hz. Estos soportes se colocan debajo de la losa de hormigón. Los muelles proporcionan un gran aislamiento frente a frecuencias bajas mientras que las tiras de Sylomer® aportan un aislamiento acústico frente a ondas de alta frecuencia que podrían transmitirse a través de las espiras del muelle.
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Otra posible solución sería utilizar soportes anti vibratorios basados en
Sylomer®,
con los que se obtendría una frecuencia propia cercana a los 10Hz, siendo estos una buena solución para la insonorización de la sala pues ofrecen un gran aislamiento acústico frente a perturbaciones de altas frecuencias. AMC-MECANOCAUCHO dispone de una amplia gama de soportes anti vibratorios basados en esta solución. Algunos, como los FZH, se instalan integrados en la losa de hormigón, por lo que son una buena solución cuando la altura de la habitación es limitada. Se puede añadir un material aislante adicional entre los soportes anti vibratorios para mejorar su rendimiento como aislante acústico y térmico.
Otros, como las planchas de
Sylomer® (ejemplo descrito previamente) o los Akustik Floor Blocks se colocan bajo la losa. Para este caso también se recomienda cubrir el espacio sobrante utilizando materiales aislantes para optimizar el nivel de insonorización y aislamiento térmico de la sala.
Una tercera opción es la utilización de almohadillas de goma bajo la losa de hormigón. Esta solución es la indicada cuando la frecuencia de excitación a aislar es más elevada, ya que se consiguen frecuencias propias inferiores a 15Hz. Los tacos de goma se colocan bajo la losa de hormigón y se rellena el espacio sobrante con lana mineral u otro material absorbente para obtener un mejor nivel de aislamiento acústico y térmico.
Aislamiento del Techo:
De la misma manera que los soportes anti vibratorios de suelo contribuyen a su aislamiento, las líneas acústicas son la solución efectiva para reducir el ruido estructural a través del techo, consiguiendo un gran aislamiento acústico. El nivel de aislamiento acústico del soporte depende principalmente de su frecuencia propia a la carga que está soportando.
En el gráfico a continuación, se puede ver la gama completa de soportes acústicos de los que dispone AMC-MECANOCAUCHO, indicando la frecuencia propia obtenida por cada soporte en su carga óptima de trabajo.
Aislamiento de pared:
Los soportes acústicos de pared a menudo se utilizan para altos requisito de aislamiento acústico o insonorización. El uso de estos soportes optimiza el aislamiento acústico del techo suspendido, evitando que las perturbaciones se transmitan a la sala a través de los tabiques. Para este propósito, la rigidez de los soportes anti vibratorios acústicos y la impedancia del material elástico juegan un papel clave por lo que su instalación debe realizarse correctamente para obtener resultados óptimos de aislamiento acústico.
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2. Debajo de las bancadas:
En este caso, la superficie en la que la colocación de los soportes anti vibratorios (material aislante) se limita a la bancada en la que se apoya el sistema. Para ello, se coloca el suelo de la sala dejando el espacio correspondiente a la bancada de la máquina de resonancia.
Una vez colocado el suelo de la sala, se colocan las planchas, compuestas por los soporte anti vibratorios (el material aislante de la densidad correspondiente para poder soportar el peso de la máquina) y una placa metálica para repartir el peso de los apoyos sobre una mayor superficie.
Una vez instaladas las planchas, con los correspondientes agujeros preparados para unir la bancada tal y como se ha podido observar en la imagen previa, se atornilla la bancada de la máquina a las mismas, utilizando siempre elementos que no sean conductores mágneticos.
Por último se colocarían los elementos resultantes necesarios para la realización de las pruebas médicas y los cerramientos de la máquina.
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3. Bajo los soportes del imán:
En este último caso, simplemente, se colocarían los soportes anti vibratorios (el material aislante) debajo de los soportes del imán, por lo que sería una solución parecida a la anterior, pero utilizando una menor cantidad de material aislante, aunque este deberá ser de mayor densidad debido a que la superficie en la que se reparte la carga es menor, por lo que el nivel de aislamiento también sería inferior.